En la plaza de San Francisco, en la esquina que separa la sala Capitular con el Arquillo del Ayuntamiento, se encuentra la desconocida Cruz de las Siete Cabezas o de los ejecutores, que data del siglo XVIII.

Su nombre proviene del número de querubines, que son ángeles niño, que se distribuyen a lo largo del crucero. Inicialmente era lisa, pero para encajar mejor con el estilo plateresco del edificio, en el siglo XX se optó por añadirle los motivos vegetales y los querubines.

Recuerda que allí se realizó, en la Plaza de San Francisco, el último auto de fe de la Santa Inquisición. Sevilla, tuvo el poco honroso honor de ser el último lugar de España en desarrollar una ejecución con fuego. Y la primera, justo 300 años antes.
La cruz nunca fue retirada, y es que a veces, a pesar del daño causado, es necesario conservar los testigos materiales de la historia, que nos recuerden los actos cometidos en tiempos pasados, que estos no se repitan, y aún menos que queden en el olvido.

La cruz tuvo que ser restaurada por daños en 2008 y en 2019 volvió a ser vandalizada en su parte horizontal, aunque fueron recuperados y la persona detenida. Aunque ya está licitada su restauración, dos años más tarde continúa vandalizada y cubierta con un inútil vallado que la oculta pero no los desperfectos.
Como curiosidad, existe una réplica de la cruz en uno de los patios de la Casa Guardiola, situada en Puerta Jerez. Entonces fue Palacio del Conde de Aguiar y hoy es lugar de celebración de eventos.
