Eran varios trenes de vapor construidos por la casa Krauss de Munich.
Una de las atracciones más populares de la Exposición Iberoamericana, inaugurada el 9 de mayo de 1929, fue el tren Liliput que recorría todo el recinto. Se trataban de pequeños trenes de vapor adquiridos en 1928.
En un principio se compraron tres locomotoras con el mismo número de vagones, diez, bautizadas con el nombre de las tres carabelas del viaje de Cristóbal Colón. Comenzando el certamen, y en vista de su éxito, se compró un cuarto convoy que se llamó Sevilla.

El recorrido por el recinto incluía seis estaciones a lo largo de los más de cinco kilómetros de vías de sentido único que incluso pasaba por debajo del monte Gurugú, donde aún permanece el túnel.

La atracción fue un auténtico éxito con más de medio millón de personas que subieron a bordo de sus vagones hasta el año 1932 que estuvo operativo. A partir de ahí entró en una fase de abandono que llevó al Ayuntamiento, fuertemente endeudado, a subastarlo como chatarra.
Abandonado a su suerte en diferentes emplazamientos, los trenes reaparecieron en los años sesenta. La locomotora Niña se instaló en una vía muerta en el parque infantil Blancanieves de la avenida de la Borbolla, mientras que los otros tres fueron vendidos al peso. Siendo adquiridos finalmente por el parque de atracciones de Madrid.

El tren Santa María presta sus servicios actualmente en el parque Killesberg de Stuttgart, Alemania. La Pinta viajó a Ravenglass, Inglaterra, donde hace un recorrido turístico en un parque natural junto a otros ferrocarriles históricos. Al parecer, una empresa de Mataró los compró al parque de atracciones de Madrid, las restauró y las puso en el mercado. Todo apunta a que el tren Sevilla continúa circulando en el parque madrileño transformado y rebautizado como el tren del Oeste.

En Sevilla, todos los intentos para poner en servicio a la Niña no dieron resultados. La Asociación Amigos del Ferrocarril la mantiene restaurada en sus instalaciones de la Estación de tren de Santa Justa, siendo la única que permanece en Sevilla, pero también la única sin funcionamiento.
