Probablemente se trate del hotel con más encanto de toda Sevilla. Situado en la calle Santa María la Blanca, en el que fuera barrio judío de la ciudad, cuenta con cuatro estrellas y es un gran desconocido.

Inaugurado en el año 1989, este complejo está formado por varias casas palacio que unidas entre sí conforman una antigua judería. Pero si ves la fachada engaña por completo, ya que a pesar de ser monumental uno no espera lo que va a encontrar al otro lado. De hecho, cuando se podía visitar libremente, antes de la pandemia, en la recepción te entregaban un mapa para que no te perdieras.

En total, 134 habitaciones y casi cuarenta recrean una antigua judería donde es muy pero que muy fácil perderse pero que en el fondo merece la pena por descubrir cada uno de sus rincones.


La decoración en este hotel también está muy cuidada. Elementos como la cerámica, la forja, la madera o la piedra están presentes en todos los rincones. La vegetación también es una de las grandes protagonistas del hotel ya que se encuentra en los numerosos patios. Las vistas también son espectaculares desde la terraza, el solarium y la piscina.

Sin duda todo un descubrimiento ya que sales del hotel con la sensación de no haber visto todo pero deslumbrado de sus instalaciones y de todos los detalles que encuentras. Actualmente se puede visitar en caso de alojarse, de acudir al Piano Bar a tomar algo o de relajarse en el balneario, este último ubicado en los antiguos pasadizos romano que te adentran en la Sevilla antigua mediante un recorrido lleno de mosaicos y fuente. Todo una maravilla.
