Fueron pintados en el siglo XVI por Luis Vargas y estuvieron presentes en las caras este y norte, aunque solo quedan restos en esta última. Abarcaban el interior de ventanales y balcones y la parte inferior de los mismos.

A la izquierda estaban representados los hermanos obispos San Leandro y San Isidoro. A la derecha las también hermanas Santa Justa y Rufina. Bajo el balcón se encontraba la pintura que simbolizaba el martirio de San Hermenegildo.

Fueron restauradas en el siglo XVIII pero al encontrarse a la intemperie su conservación no era nada fácil. En el siglo XIX presentaban una importante degradación por lo que se encargó su completa eliminación.

Es gracias a un cuadro de Miguel de Esquivel y a una fotografía de 1879 que podemos conocer el aspecto que tenía, al menos, la cara norte de la Giralda. En la actualidad, todos los frescos se han perdido y son irrecuperables. Como testigos, aún se aprecian rastros a los lados del primer balcón de la torre.


Actualmente, la cara norte de la Giralda, se encuentra en proceso de restauración. La zona donde se encontraban las pinturas se han ocultado, bien para estudiar los restos conservados y las posibilidades de recuperación, o bien para eliminar los restos que vemos en la imagen superior. En 2024 lo comprobaremos…
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